Junto
a la viruela y el sarampión el tabardillo (denominación
española del
tifus) fue una de las
enfermedades epidémicas que asolaron el Nuevo Mundo.
La introducción del virus tuvo lugar en junio de 1526 con la llegada
a Veracruz de Luis Ponce de León procedente de Sevilla. Este fue
enviado por Carlos V a estas tierras para realizar una investigación
sobre las prácticas que estaba realizando Cortés en el continente.
Poco tiempo después de llegar a estas tierras falleció Ponce de
León. El primero en hablar de tifus en relación con la muerte de
este personaje fue Francisco López de Gómara. Gran parte de la
tripulación que viajó con Ponce de León murió en un corto periodo
de tiempo.
La
segunda epidemia de tifo exantemático tuvo lugar en México central
en el año 1545, se propagó
y se mantuvo hasta 1548. En referencia a los síntomas de la
enfermedad podemos destacar: fiebre y hemorragia de ojos, boca, nariz
y ano. La mortalidad de esta enfermedad era muy elevada, por ejemplo
el dominico Fray Agustín Dávila Padilla daba una cifra de 800.000
muertos.
Casi treinta años más tarde en 1576 tuvo lugar otra epidemia, los
síntomas eran hemorragias de los orificios corporales. A una fiebre
muy alta le solía seguir la muerte al cabo de seis o siete días.
Incluso con estas enfermedades se tenía una visión de que las
tierras volverían a llenarse de bestias salvajes y montes silvestres
puesto que los nativos se estaban extinguiendo y los españoles no
eran suficientes en número.
Una
de las consecuencias de este descalabro demográfico es la caída
en el tráfico comercial, esto se debía tanto a la caída de
compradores como por la carencia de mano de obra indígena en la
producción de riqueza en la zona.
En
1595 hubo otro brote en México central, algunos como el franciscano
Gerónimo de Mendieta afirma que la enfermedad llegaba entremezclada
con sarampión y paperas, a pesar de esto la incidencia en el número
de muertos fue menor,
esto hace pensar que los indígenas se habían vuelto más
resistentes inmunológicamente a la enfermedad.
El sarampión, la viruela y el tifus no fueron las únicas
enfermedades que asolaron a los indígenas, por ejemplo tenemos
noticias de otras enfermedades que van a afectar especialmente al
mundo infantil. Podemos destacar la epidemia de garrotillo o difteria
que se produjo en Quito en 1606, la primera epidemia de rubéola en
Peru en el año 1619 etc.
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